Cada vez son más los movimientos populares, sobretodo desde Portugal, que defienden una unión entre los dos países ibéricos. Aunque aún ningún partido político se ha declarado abiertamente "iberista", son muchas las personalidades sobretodo desde el mundo de la cultura que defienden este proyecto, como por ejemplo Jose Saramago, Fernando Pessoa, Ana de Castro desde el lado luso, y Arturo Perez-Reverte, Miguel de Unamuno o Francisco Pi y Margall desde el lado hispano.
La idea romántica de una península ibérica unificada no es nueva, a lo largo de la historia esta idea ha aparecido con mayor o menor fuerza. Es en estos tiempos de crisis y precisamente motivada por las dificultades económicas por las que están atravesando ambos países cuando el proyecto iberista emerge como posible tabla de salvación para permancer a flote en medio del tsunami de recortes, primas de riesgo, reformas etc que estamos atravesando.
El objetivo de esta unión ibérica, básicamente es aunar fuerzas para negociar con el resto de países europeos ( sobretodo Alemania) las duras condiciones económicas a las que tanto España como Portugal están siendo sometidos.
Para ello entre las ideas de este movimiento iberista destacan:
- Unificar el sistema fiscal, teniendo una única Agencia Tributaria.
- Crear un único Banco Central Ibérico, con un gobernador Portugués y otro Español, responsable de velar por los intereses en materia de política monetaria de ambos países ante el resto de socios de la UE.
- Educación y Sanidad Unificada.
- Estado de Bienestar Unificado. Donde las subvenciones sean destinadas a aquellas personas que realmente lo necesiten sin tener en cuenta su nacionalidad
Estas medidas junto con algunas otras, harían de la península ibérica una economía más fuerte capaz de hacer frente a las dificultades económicas con una mayor solvencia. Evitando de este modo aplicar los recortes tan drásticos que en los últimos tiempo estamos presenciando y sufriendo en nuestras propias carnes.
Sin embargo para que este proyecto dejase de ser una utopía y se convirtiese en realidad, sería necesario superar ciertos temores y recelos aún prentes a los dos lados de la frontera. El propio Goncalves ha reconocido recientemente que tradicionalmente, la sociedad lusa se ha mostrado diametralmente contraria a cualquier aproximación oficial a España, mientras en el país vecino las reticencias "son menores" en su opinión.
El hecho de que Portugal haya luchado militarmente por defender su
independencia en varias ocasiones para evitar ser anexionada es un
factor que explica esa actitud, además del pánico a ser engullidos por una España con cuatro veces más población y una economía seis veces mayor.