La feria Arco ha
empezado en Madrid con una ruidosa polémica: la expulsión del artista
ruso Fiodor Gureguin. El motivo ha estado una de sus obras, titulada “Arte contemporáneo”, consistente en una mierda dentro de un tarro de cristal. El propio Fiodor explica el sentido de su obra: “A ver, es complicado de entender, ¿vale? Básicamente quería transmitir que el arte contemporáneo me parece una mierda. En realidad me parece una puta mierda, pero poner una puta, además de una mierda, dentro del tarro, era un poco complicado y probablemente también ilegal”.
El problema con la obra “Arte Contemporáneo” no es el mensaje ni tan
solo el material usado. Según los organizadores de Arco, el problema es
que la obra se entiende demasiado bien. Que su
significado es muy claro. “Una obra de arte contemporáneo no puede
explicarse en una sola frase”, aclara la coleccionista Brianda de
Salazar. “La explicación de su sentido debe ocuparte más de dos páginas
con laberínticas frases subordinadas y conceptos ininteligibles inventados por el propio artista”.
Los organizadores de Arco se han defendido afirmando que intentaron razonar
con el artista. Le propusieron añadir a “Arte Contemporáneo” cabezas de
perro disecadas, condones rotos, esvásticas de color rosa y fotos del
autor de pequeño para confundir un poco el sentido de su obra. Pero
Fiodor se negó en redondo. “No permitiré que conviertan mi obra en una
mierda”, ha declarado orgulloso.
Pero el artista ruso no se da por vencido. Prepara una nueva exposición llamada “Esto podría hacerlo un niño”, en la que quiere exhibir réplicas de todas las obras expuestas en Arco, pero hechas por un niño. También trabaja en una instalación llamada “A mi el arte contemporáneo me come la polla”, en la que Fiodor se sienta desnudo en una silla mientras otro artista, disfrazado de Andy Warhol, le practica una felación. Espera que gracias a sus nuevos trabajos le admitan en Arco el año siguiente. “Son obras más complejas que mi anterior proyecto. Tienen un significado profundo que no se puede resumir en una sola frase”, ha declarado Fiodor.
Pero el artista ruso no se da por vencido. Prepara una nueva exposición llamada “Esto podría hacerlo un niño”, en la que quiere exhibir réplicas de todas las obras expuestas en Arco, pero hechas por un niño. También trabaja en una instalación llamada “A mi el arte contemporáneo me come la polla”, en la que Fiodor se sienta desnudo en una silla mientras otro artista, disfrazado de Andy Warhol, le practica una felación. Espera que gracias a sus nuevos trabajos le admitan en Arco el año siguiente. “Son obras más complejas que mi anterior proyecto. Tienen un significado profundo que no se puede resumir en una sola frase”, ha declarado Fiodor.
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