El Gobierno tiene sobre la mesa un nuevo informe para intentar
aplacar las ansias independentistas de una parte de la ciudadanía
catalanes y, sobre todo, del empresariado. El ministro de Exteriores,
José Manuel García-Margallo, ha encargado un documento sobre las
consecuencias que una hipotética secesión tendría para la economía, y
entre los números desalentadores que aporta destaca un dato: si
Catalunya fuera independiente, sería el 20% más pobre. Se alerta de que
caerían las exportaciones a Europa y a España, disminuiría la inversión
extranjera, descendería el turismo, aumentaría la fuga de cerebros...
Margallo enviará el documento a las embajadas españolas de todo el mundo
para dar argumentos a sus diplomáticos frente a aquellos que pregunten
sobre la situación en Catalunya.
El paso dado por Exteriores
forma parte de la nueva estrategia que el Ejecutivo de Mariano Rajoy
puso en marcha en diciembre para tratar de frenar el órdago de Artur
Mas. El punto de inflexión llegó cuando el president hizo
públicas la fecha y las preguntas de la consulta. Mas no informó con
antelación al jefe del Ejecutivo de sus intenciones, un gesto que
molestó, y mucho, a Rajoy.
«GRAVES CONSECUENCIAS» /Desde
entonces, los discursos gubernamentales de rechazo al referendo se han
multiplicado. También las visitas de ministros a territorio catalán (el
propio Rajoy clausuró la convención del PPC) y los documentos elaborados
desde el Gobierno con el fin de convencer a los catalanes de que una
hipotética independencia, en contra de lo que dicen sus defensores,
tendría efectos perversos e inmediatos a nivel económico e
internacional.
De hecho, el Ministerio de Exteriores ya remitió
otro informe a las embajadas en diciembre para rebatir, fuera de España,
la campaña internacional de la Generalitat. Margallo, el ministro que
más se está implicando en argumentar el no del Ejecutivo a la
consulta, cuenta ahora con otro informe, al que tuvo acceso EL
PERIÓDICO, en el que se advierte de «consecuencias económicas graves de
una potencial independencia». El Ejecutivo cree que el mundo empresarial
tiene aún mucho que decir en el proceso abierto por Mas y su estrategia
pasa por darle argumentos para que ayuden a frenarlo, si no ya en
defensa del tan trillado sentido de Estado, sí de sus propias cuentas de
resultados.
Entre otras muchas cosas, el nuevo informe recalca
que la Carta Magna vigente no permite en ningún caso ni la celebración
de un referendo «sobre la independencia de una de sus regiones» ni
«mucho menos la segregación de parte del territorio español». «No
obstante, a efectos puramente dialécticos, si la Constitución española
fuera modificada para permitir el referendo y como resultado del mismo
surgiera un Estado independiente, la primera consecuencia económica
sería que éste no formaría parte de la Unión Europea y, por tanto, del
euro», se resalta.
Dicho esto, Exteriores insiste en su documento
en que las autoridades europeas ya han situado a Catalunya fuera de la
Unión en caso de que la secesión se llevara a la práctica y avisa de
que, si se pretendiera la readmisión, la Administración catalana tendría
que someterse al procedimiento de adhesión previsto en el artículo 49
del Tratado de la UE. Y aún se va más allá sugiriendo que España tendría
en su mano el veto. «Se tendría que contar con el voto favorable de los
Veintiocho estados que actualmente son miembros de la Unión. Incluida
España».
El citado documento, titulado Consecuencias económicas de una hipotética independencia de Catalunya,
dice basarse en información «objetiva, verosímil e imparcial» obtenida
de «estudios realizados por expertos y bancos de inversión». Usa como
fuentes datos de Hacienda, de los bancos de inversión UBS y Credit
Suisse y del análisis del economista Mikel Buesa (expresidente del Foro
de Ermua, fundador de UPD y ahora en Vox). Abunda en las nefastas
consecuencias que la secesión tendría para la economía catalana [ver
detalles en la página siguiente]. Margallo tendrá ocasión de referirse a
ellas hoy en Barcelona, donde esta mañana inaugura la exposición 1986-2014. España en Europa en
la Casa Asia. Y podrá discutirlas después en el almuerzo que celebrará
con representantes de las principales empresas multinacionales asiáticas
con sede en Barcelona y también con altos ejecutivos de compañías
españolas con intereses en aquel continente.
Fuente: ElPeriodico.com
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